En la época del Renacimiento, los pintores italianos comienzan a descubrir las leyes de la perspectiva. Para simplificar el trazado de sus paisajes, utilizan dos aparatos ópticos que permiten proyectar sobre una superficie una imagen de un paisaje o de un objeto: la cámara clara y la cámara oscura, que puede estar considerada como el antepasado de las cámaras de fotos.
Fue empleada por numerosos artistas, entre los que Vermeer, Guardi y Giovanni Antonio Canal, dice a Canaletto, los que le utilizó particularmente para poner en perspectiva sus paisajes célebres de los canales de Venecia.
La cámara oscura puede producir un efecto espectacular, aunque su principio de funcionamiento sea simple. Cuando la luz penetra por un hoyo minúsculo en una caja o una pieza oscura, una imagen invertida y derribada del exterior es proyectada sobre la pared opuesta. En el siglo XVI, la nitidez de la imagen se mejoró con la introducción de la lente. Los numerosos artistas utilizaron por otra parte este accesorio para devolver con más puntualidad la perspectiva de la escala. Sin embargo, a pesar de tentativas múltiples, hubo que esperar el siglo XIX para obtener una imagen permanente.
El dispositivo físico que permitía crear la imagen siendo inventado, quedaba una etapa importante en salvar: cómo procurar que la visión fugitiva creada por la luz en la cámara oscura se transforma en una imagen verdadera, estable y duradera como un dibujo o una pintura. Al principio del siglo XIX José Nicéphore Niépce (1765-1833) consigue obtener y conservar una imagen debida a la acción de la luz. Desde 1812, llegó a obtener en litografía de los negativos (gracias al cloruro de plata) y positivos, pero estas imágenes no son estables. Utiliza para esto sal de plata colocado en el fondo de una cámara oscura, pero la sal de plata continúa ennegreciéndose después de la exposición y la imagen acaba por desaparecer.
Nicéphore Niépce
La primera fotografía conocida, tomada por Niépce en 1825 con procedimiento de la heliografía, representando un
grabado del siglo XVII que muestra a un hombre que lleva un caballo.
Queriendo refinar su método, Niépce se asoció, en 1829, con Luis Santiago Mandé Daguerre (1787-1851). A partir de 1829, Daguerre verdaderamente comenzó sus trabajos en química utilizando el yodo. Los vapores de yodo son utilizados como agente sensibilizador sobre una placa de cobre recubierta con una capa pulida de plata. La reacción entre el yodo y el plata produce del iodure de plata, una sustancia que se reveló ser más sensible a la luz. A partir de aquel momento, el tiempo de exposición se reduce considerablemente.
Arago le presenta el descubrimiento a la Academia de las ciencias en 1839 y Daguerre le comercializa bajo el nombre de "daguerrotipo". Sin embargo todas estas imágenes podían ser producidas sólo en un solo ejemplar a la vez, su calidad era aleatoria, y necesitaban los tiempos de exposición de varias decenas de minutos, lo que hacía muy difícil la realización de retratos.
Luis Santiago Mandé Daguerre
William Henry Fox Talbot (1800-1877) les lleva búsquedas paralelas a las de Niépce y Daguerre a partir de 1833 y es persuadida a haber inventado la fotografía. En 1840, inventa el procedimiento negativo-positivo que permite la difusión múltiple de las imágenes.
Los primeros clichés(lugares comunes) fueron realizados sobre placas de vaso, relativamente embarazosas, pesadas y frágiles. En 1884, Jorge Eastman pone a punto las superficies sensibles flexibles, y la película en celuloide, permitiendo almacenar varias imágenes en la tienda de la cámara de fotos, suplanta la placa de vaso. La disminución de la talla aparatos facilita la práctica de la grabación en cualquier lugar y al abrir vía toda circunstancia, la vía a la fotografía de viaje y de reportaje
El advenimiento(acceso) de la fotografía en 1839 abre vía la vía a una nueva actividad profesional: fotógrafo. Un gran número de pintores abraza esta actividad naciente, pero igual hombres que comprenden muy rápidamente el interés financiero que representa esta profesión.
Con siglo XXI, la fotografía entró en la era numérica. La evolución actual parece condenar a la técnica argéntica por subsistir sólo en forma de expresión puramente artística practicada únicamente por algunos aficionados raros.
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